En mi mesa hay una botella de vino tinto,
vacía por supuesto,
mientras hago el recuento de las mujeres folladas a mi paso,
han sido tantas que apenas puedo recordar sus rostros.
Mi infierno se enciende
es porque a todas las he amado,
solo dejenme odiar a una.
Ninguna sabe odiarme.
Salgo de mi lugar buscándote,
pero otra puta, débil y frágil,
se interpone en mi camino
orquestare otro vals con mis demonios...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario