sábado, 28 de julio de 2012

2...

Tal vez el vino de tus venas embriague y sacie la sed de mi perturbada celda,
deja devorarte en mis asquerosos sueños extinguiendo tu aliento en la deliciosa brisa cadenciosa de tus caderas,
lamer tus huesos hasta roerlos con la espuma de la mar,
sacudiendo a los pordioseros; 
mientras se cierne entre las piernas el delicioso aroma de tu cuerpo...
Dejarme estrecharte, 

será entonces el mismo infierno, donde encontrare al fin esa última llama del deseo....

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